Si supiera que muero mañana
hoy me levantaría más temprano
saludaría al alba, recorrería el día
transitaría las calles de mi pueblo
en melancólica despedida,
no dormiría, esperaría despierta.
Saborearía cada instante,
me interpondría a las horas
frenaría los minutos
para que cada segundo se poblara de risas
siendo de regocijo cada una de sus décimas.
Tomaría un niño de la mano
y cantándole una canción
haríamos una ronda
giraríamos mirando al cielo,
una y otra vez, para caer sentados
riendo hasta que nos salten lágrimas.
Le enseñaría a acariciar un perro, un gato
a escuchar el canto de un pájaro
o a ensuciarse con barro.
Recordaría tiernamente a los que partieron,
abrazaría fuerte y les diría “te quiero” a los que están.
Leería un libro, contemplaría una flor,
escucharía música, bailaría, cantaría.
Dejaría una poesía para cada hijo
en ella el amor que me redime
el que obró en mí, milagros.
Agradecería a mis padres
por la vida, la entrega y el apego.
A los primos, que a falta de hermanos
fueron mis primeros compañeros
juntos, aprendices de travesuras y juegos.
A los amigos la presencia
la ternura , los momentos compartidos.
A los que ofendí, mis disculpas
a los que me ofendieron, el perdón.
A mi compañero de la vida
mi corazón le he ofrendado
mis años mejores y los que vinieron.
En el arcón interior yacen enlazadas
las horas difíciles y las de algarabía,
los temblores y las tormentas
sorteadas con tolerancia, respeto, amor.
A él agradezco la entrega constante
su cálido hombro, la lucha diaria
el abrazo oportuno y los hijos amados.
Si supiera que muero mañana
no dormiría, esperaría despierta.
Myrian
